El hierro es un mineral indispensable para el correcto funcionamiento del organismo. De hecho, es el oligoelemento más abundante en nuestro cuerpo. Este mineral es necesario para muchas funciones en nuestro cuerpo, incluyendo la formación de glóbulos rojos, el transporte de oxígeno a los tejidos, el apoyo al sistema inmunológico y la producción de energía.
Estas son las funciones más frecuentes:
- Transporte de oxígeno en la sangre: El 65% del hierro del cuerpo se encuentra formando la hemoglobina, una proteína de los glóbulos rojos (células de la sangre) que transporta oxígeno de los pulmones a otras partes del cuerpo a través de la sangre. También se utiliza en la fabricación de la mioglobina, proteína que transporta oxígeno a los músculos.
- Metabolismo energético normal: El hierro es necesario para la producción de energía en las células del cuerpo y ayuda a reducir la fatiga y el cansancio. Esto se debe a que ayuda a producir ATP, la molécula de energía que las células necesitan para funcionar.
- Formación de neurotransmisores y hormonas: El hierro es esencial para la formación de enzimas y proteínas necesarias para la producción de ciertos compuestos del organismo como el ADN y los neurotransmisores (presentes en el cerebro). Se ha visto que una disminución del hierro, provoca la reducción de estos neurotransmisores y puede afectar negativamente al sueño.
- Funcionamiento normal del sistema inmunitario: El hierro juega un papel importante en el sistema inmunitario del cuerpo ya que ayuda a combatir infecciones y promueve la producción de células inmunitarias. La carencia de hierro puede dificultar que el organismo sea capaz de combatir infecciones.
- Función cognitiva normal: El hierro también es necesario para el funcionamiento cognitivo adecuado, incluyendo la memoria, la atención y la capacidad de aprendizaje. El déficit de hierro puede afectar al coeficiente intelectual y provocar problemas de memoria y/o falta de concentración.
Se absorben dos tipos fundamentales de hierro: hierro hemo; presente en los alimentos de origen animal. Este tipo se encuentra de forma abundante en las carnes rojas y vísceras, también en el pescado y se absorbe de manera muy fácil hasta el 25% de media. Hierro no hemo; este tipo de hierro se absorbe de peor manera y en baja cantidad un 5% de media, suele estar presente en alimentos vegetales como las legumbres, cereales y especias.
La cantidad diaria de hierro que una persona necesita varía según la edad y el sexo; dependerá también de si su alimentación consiste principalmente en productos de origen vegetal o es más variada.
La principal consecuencia derivada de la falta de hierro es la anemia. Ésta se produce cuando el cuerpo agota el hierro contenido en sus reservas como los músculos o el hígado. Los glóbulos rojos comienzan a reducir su tamaño provocando que la sangre transporte menos oxígeno desde los pulmones. Esto puede provocar cansancio, trastornos intestinales, falta de memoria, o mayor facilidad para contraer infecciones.
Las mujeres embarazadas tienen que tener especial precaución, pues al aumentar la cantidad necesaria de sangre en su cuerpo han de consumir más hierro del habitual para hacer frente a estas cantidades.
En personas sin enfermedades que puedan influir en la utilización o absorción del hierro una dieta saludable es suficiente para suplir las necesidades básicas de este mineral y así asegurar el normal funcionamiento de nuestro cuerpo.
Los valores normales de Hierro se encuentran entre 59-158 mcg/dL aunque pueden variar ligeramente entre diferentes laboratorios; además los valores varían entre sexos siendo menores en mujeres que en hombres.
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