VITAMINA D
La vitamina D fue descubierta por una enfermedad que aparecía en niños, el raquitismo; que en el siglo XIX alcanzó proporciones pandémicas en Europa. Como parte del tratamiento del raquitismo y la osteomalacia, se empleó el conocido aceite de hígado de bacalao (rico en vitamina D); y en las investigaciones posteriores se demostró que la radiación ultravioleta también tenía un efecto similar sobre estas patologías.
El primer compuesto que aislaron como Vitamina D, resultó no serlo, por lo que la Vitamina D1 no existe. No obstante, más tarde se aislaron varias moléculas que son las que utilizamos hoy en día como suplementación y que se denominaron Vitamina D2 y D3.
Existen dos vías mediante las cuales nuestro organismo produce Vitamina D. Una es a partir de la alimentación, con alimentos como pescado y productos lácteos, que constituye el 10-20% del aporte total. La otra vía es a través de la exposición solar, que se encarga de brindar el 80-90% de los requerimientos restantes. Sin embargo, la vitamina D tal cual la consumimos no es efectiva en nuestro organismo. Su forma activa se obtiene tras realizarse dos procesos de hidroxilación, uno a nivel hepático y otro a nivel renal; posteriores a los cuales se obtiene calcitriol (1-alfa,25-dihidroxicolecalciferol).

Dentro de las funciones que realiza la Vitamina D en nuestro organismo se encuentran:
- Regular el sistema cardiovascular y las cifras de tensión arterial.
- Favorecer la absorción de calcio.
- Ayudar en el equilibrio mineral y óseo.
- Disminuir la proliferación de células neoplásicas.
- Aumentar la reabsorción de calcio a nivel renal.
- Mejorar la resistencia muscular.
- Controlar la secreción de paratohormona (PTH)
- Interviene en la transcripción de más de 200 genes.
Existen fatores, tanto internos como externos, que pueden influir en la adecuada producción de vitamina D.
- Limitada exposición solar: ya sea influida por altos niveles de contaminación, vivir en altas latitudes o permanecer mucho tiempo en interiores.
- Enfermedades hepáticas o renales que afecten su síntesis.
- Pieles con fototipos más altos u oscuras, que hacen que disminuya la absorción. La melanina de la piel (encargada de su pigmento) actúa como un filtro natural de la radiación UVB, responsable de la conversión de la pre-vitamina D3. De esta forma se ve reducida la síntesis cutánea de vitamina D, que, como mencionamos previamente, representa el 80-90% de los requerimientos totales.
- Obesidad, pues esta vitamina se acumula en el tejido graso, y por tanto, disminuye la cantidad circulante. Se produce una especie de “secuestro” al tener la vitamina D preferencia por un medio graso (liposoluble), lo que trae consigo una menor disponibilidad a nivel sistémico de la misma, y una menor tasa de conversión hepática y renal a sus formas activas.
- Edades avanzadas: con el envejecimiento cutáneo, disminuye la cantidad de 7-dehidrocolesterol que conlleva a una menor síntesis cutánea de Vitamina D3. También en personas mayores se deteriora la función de órganos como los riñones, que juegan un papel fundamental en la activación de esta vitamina.
- Déficit en su aporte dietétito: una disminución en la ingesta de alimentos ricos en ergocalciferol (D2) y colecalciferol (D3) como por ejemplo consumo bajo de pescados, productos lácteos fortificados con vitamina D, entre otros.

Infobae, Los 10 alimentos con Vitamina D para incluir en la dieta diaria. 04/2025. https://www.infobae.com/salud/2024/10/22/los-10-alimentos-con-vitamina-d-para-incluir-en-la-dieta-diaria/
- Alteración en la absorción por patología digestiva.
- Uso de ciertos fármacos: algunos antiepilépticos actúan a nivel de citocromo P450 presente en el hígado, que condiciona una mayor degradación de vitamina D. También a nivel hepático y renal, actúan fármacos antifúngicos y antirretrovirales alterando el metabolismo de estos órganos. Los glucocorticoides pueden afectar al receptor de Vitamina D y disminuir la absorción intestinal. Medicamentos que influyan en la absorción intestinal de grasas como el Orlistat y la Colestiramina, también pueden ser responsables de una menor absorción.
EPIDEMIOLOGÍA
A nivel mundial, se considera que entre un 50-92% de las personas tienen niveles bajos de vitamina D, en dependencia de la población estudiada y de sus factores de riesgo. En España se ha visto que la prevalencia de hipovitaminosis D es alta en todas las edades y sexos. Destacan las personas mayores de 65 años, con más de un 35% de deficiencia grave. También en jóvenes sanos y población trabajadora, se encontraron niveles por debajo de los recomendados en un porcentaje elevado.
NIVELES NORMALES
Existe controversia en cuanto a los niveles normales de Vitamina D en nuestro organismo; de forma general para adultos sanos se recomiendan niveles por encima de 30ng/mL, considerándose niveles óptimos entre 40-60 ng/mL.
Un déficit de vitamina D puede tener consecuencias negativas para nuestra salud. A continuación, comentamos algunas de las asociaciones clínicas comprobadas científicamente.
- Como habíamos comentado anteriormente, su función en la salud osteomuscular es fundamental. Niveles bajos se correlacionan con una menor densidad mineral ósea, y pueden ocasionar raquitismo, osteomalacia, osteoporosis o riesgo aumentado de fracturas. También ocasiona debilidad muscular, sobre todo en las zonas de las extremidades más próximas al tronco; lo que aumenta el riesgo de caídas.

Dciencia, La VitaminaD ¿por qué la recetan ahora tanto los médicos?. https://www.dciencia.es/vitamina-d/
- Puede debilitar nuestro sistema inmune, favoreciendo el desarrollo de infecciones. La vitamina D regula el sistema inmunológico a través de varios mecanismos que afectan tanto la inmunidad innata como la adaptativa. Ejerce efectos inmunomoduladores a través del receptor de vitamina D (VDR), que se expresa en la mayoría de las células inmunitarias, incluyendo linfocitos B y T, monocitos, macrófagos y células dendríticas. A estos niveles promueve la fagocitosis y la producción de péptidos antimicrobianos como la catelicidina y la defensina β2. Además, la vitamina D regula la formación de trampas extracelulares de neutrófilos (NETs), que capturan y eliminan patógenos.
- Se ha correlacionado con enfermedades autoinmunes como la Esclerosis múltiple, la Diabetes Mellitus tipo 1, el Lupus o la Artritis reumatoide.
- Tiene un papel demostrado en enfermedades alérgicas, urticaria o dermatitis atópica; ya que regula la inflamación mediante su efecto a nivel de las interleucinas, inhibiendo los mastocitos, la liberación de histamina y la acción de la IgE en las células dendríticas, encargadas de iniciar la respuesta alérgica. También mejora la función de barrera de la piel y su defensa contra infecciones cutáneas.
- Además, se ha visto un peor control de los pacientes asmáticos, con aumento en las necesidades de uso de medicamentos para tratar los síntomas. (esto se produce por su modulación de la respuesta inmune y la inhibición de interleucinas proinflamatorias; así como por su efecto en la producción de defensinas, induciendo la expresión de péptidos antimicrobianos como la catelicidina (LL-37), con todo esto logra un efecto antiinflamatorio y antimicrobiano, reduciendo las infecciones respiratorias que son un factor importante en las exacerbaciones del asma)
- Niveles bajos pueden ocasionar disfunción del endotelio vascular (la parte más interna de los vasos sanguíneos) y empeorar patologías como la Hipertensión arterial o la enfermedad coronaria. Este efecto se produce por su papel regulador sobre los niveles de óxido nítrico, que se encarga de aumentar el calibre de los vasos sanguíneos. Disminuye la inflamación y el estrés oxidativo. Por otra parte, la vitamina D, regula el sistema renina-angiotensina-aldosterona (RAAS), que es crucial para el control de la presión arterial y la homeostasis o equilibrio del sistema cardiovascular.
- También se ha asociado a una resistencia aumentada a la acción de la insulina en nuestros tejidos, aparición de síndrome metabólico y diabetes tipo 2. Esto se produce gracias a que actúa disminuyendo la inflamación y el estrés oxidativo. La vitamina D también mejora la función de las células beta pancreáticas, aumentando la secreción de insulina y mejorando la sensibilidad que esta ejerce en tejidos periféricos.
- Por último, se ha estudiado la relación de niveles bajos de Vitamina D con enfermedades como la depresión, deterioro cognitivo y esquizofrenia. Influye en la síntesis y el metabolismo de neurotransmisores claves como la serotonina. También tiene efectos neuroprotectores y puede influir en la función cognitiva.
De forma general, para prevenir deficiencia de Vitamina D, se recomienda una exposición solar diaria de 15 minutos en brazos, piernas o tronco 3 veces a la semana. En población anciana y en pacientes con osteoporosis la exposición solar debería aumentar a 30 minutos. Por otra parte, la ingesta diaria recomendada varía en función de nuestras condiciones. En niños y adolescentes debería ser de al menos 600 UI/día, en adultos unas 800 UI/día, en mayores de 50 años y postmenopáusicas se eleva a 800-1000UI; y en pacientes ancianos institucionalizados, con osteoporosis o fracturas de 800-2000UI.
De forma general, se recomienda medir los niveles de Vitamina D a personas con factores de riesgo, como ancianos o institucionalizados, personas con poca exposición solar, obesos, presencia de malabsorción, insuficiencia renal o hepática, osteoporosis o fracturas, uso de fármacos que interfieran en su metabolismo, aumento de requerimientos como ocurre durante el embarazo o el periodo de lactancia, entre otros.
Si presentamos niveles bajos de Vitamina D habría que suplementar con una de sus formas. Tanto el Calcifediol como el Colecalciferol se utilizan para tratar la hipovitaminosis D. La primera molécula tiene como ventaja ser un poco más potente y rápida pues evita la hidroxilación hepática; su absorción intestinal es mayor incluso en personas que sufren malabsorción, llegando a ser cercana a un 93%; es más hidrofílico lo que hace que su acumulación en el tejido graso sea menor.
De forma general, si el déficit es severo, se recomienda Calcifediol 16000UI/semana durante 5 semanas o Colecalciferol 50.000UI/semana durante 4-6 semanas; y posteriormente continuar con la pauta de insuficiencia que serían unas 16.000UI/mes de Calcifediol y unas 25.000UI/mes de Colecalciferol. Los pacientes con osteoporosis o con riesgo de fracturas pueden precisar dosis mayores.
Se recomienda siempre consultar con su médico de referencia para un correcto tratamiento. Tenga en cuenta que la suplementación excesiva puede llevar a niveles elevados de Vitamina D, que pueden provocar hipercalcemia e intoxicación.